“Los demonios en Buenos Aires”, por Edgar Durruti



Colony, de Carlton Cuse y Ryan Condal, Universal Cable - Legendary Television, distribuye USA Network, 2015-2018 (tres temporadas).


Tenéis razón: soy un insistidor serial. Despareja, con abundancia de clichés y una estructura argumental oscilante, la serie Colony tienen empero un par de méritos a resaltar. No os diré “¡Madre mía! ¡Me la he pasado de la hostia!”, pero al menos logró que me visionara de principio a fin las tres temporadas y aplaudiera el momento en que, en uno de los últimos capítulos, los protagonistas de este territorio sitiado se comunican con una de las células de la resistencia en Buenos Aires y ésta le comunica que el ataque de “los demonios” ha finalmente comenzado.

La trama de esta distopía, lanzada por la web de USA Network en 2015 con video juego incluido, es en comienzo sencilla: sucedida la llegada alienígena se instala un sistema de castas que clasifica a los terráqueos asignándoles un lugar en la Colonia, o en el espacio sideral de La Fábrica. La familia Bowman, conformada por la madre (Sarah Wayne Callies), el padre (Josh Holloway), y sus tres hijos, son los protagonistas de un conflicto que progresivamente va virando del festejo del colaboracionismo con el régimen de ocupación a la militancia insurrecta: el floreo de metáforas que refieren primero al nazismo, luego al comunismo y más tarde a los movimientos de liberación tiene que ver con este péndulo irresuelto que se plantea en el mismo arranque. Pero no son estos Robinsones (el comienzo de la tercera temporada hace evidente esa influencia) los personajes más interesantes de la factura, ya que al fin caen en los estereotipos con más o menos luces. El personaje más rico es el que representa el actor Peter Jacobson: Alan Snyder. ¿Cómo no identificarse con ese sujeto tierno y a la vez oscuro, siniestro y protector, mano ejecutora del régimen de ocupación capaz de desplegar los más convincentes argumentos a la hora de justificar sus traiciones? Permitidme un desvarío que me sale de los cojones: este personaje que va creciendo a lo largo de cada temporada es el que ha terminado por desbarrancar la pavana inicial de la serie para volverla absurdamente circular.

Decía que hay dos cosas que rescato. La primera es este hallazgo; la segunda es la injerencia de Juan José Campanella, como director y productor ejecutivo de la serie. Los primeros capítulos de la primera y de la segunda temporada son dirigidos por el creador argentino de El hijo de la novia (2011) y El secreto de sus ojos (2009): os recomiendo observar cómo explota la veta melodramática en deliberados juegos de cámara. ¡Un bulo que no se detiene hasta arrancarnos lágrimas!

Lo demás es conocido: fans de Colony siguen a la espera de que Amazon o Netflix apuesten por la cuarta temporada de esta serie que USA Network decidió descontinuar a mediados de 2018.



Comentarios