“Je suis Charlie”, por Luis Scafati
Una idea puede expresarse de muchas
maneras; una de ellas, tal vez la más inteligente, es a través del humor. Un dibujo vale por mil palabras, decían
los chinos, si a esto añadimos ese condimento extra que es la ironía, la
imagen en cuestión puede ser luminosa, nos muestra una opinión con una sonrisa.
Hoy recordaba mis épocas de “humorista
gráfico” mientras imaginaba a esos fanáticos entrando en la redacción del
semanario Charlie Hebdo haciendo mierda a balazos a indefensas personas
en nombre de Dios. Me cuesta entender qué pasaba por esas
mentes mientras apretaban el gatillo.
Me pregunto por qué la historia de las
religiones casi siempre está acompañada por la violencia, desde la conquista de América a fuerza de espada y cruz, a la Inquisición que torturaba y mataba
impiadosamente, los sacrificios de indefensas criaturas para contentar a dioses
sedientos de sangre, a esta muestra de barbarie que hoy conmueve al planeta.
Si existe Dios, llámese como se llame,
creador del universo, ¿puede importarle que un periódico de humor haga chistes y
caricaturas con su figura?
Si existe Dios, sea de la religión que
sea, ¿se siente satisfecho porque tres exaltados asesinen en su nombre a
sangre fría a algunos dibujantes que osaron hacerle una caricatura?
El mal es el mal, y no puede traer el
bien.
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