“No sé cómo sigo viva”, por Emilia Sofía Cotutiu





Cómo me convertí en una persona mayor, de Mónica Berjman. Buenos Aires, Modesto Rimba, 2022, 96 páginas.


No hay quizás un argumento, pero ello no impide que este libro vibre en torno a una pregunta; sin más ni menos, ésta se exibe desde el propio título. Por lo tanto, aún sin trama, Cómo me convertí en una persona mayor elabora una respuesta. Y, para contestar a la cuestión, Berjman propone un particular equilibrio entre el contenido y la forma: pese a encontrarnos con un texto compuesto por relatos de recuerdos sin argumento concreto, el contenido siempre se halla presente porque lo narrado suele responder a la pregunta de su tapa; a la vez, la forma es particularmente importante aquí, ya que su configuración se teje alrededor de la sucesión de narraciones y, en parte, a la escritura de una memoria de la infancia (pues convertirse en una persona mayor no es más que comparar con otras etapas). 

Berjman parece proponernos la siguiente reflexión: envejecer, convertirse en un/a anciano/a se trata de pensar en el presente de un pasado, de un pasado ya vivido; para llegar a viejo/a, sólo hace falta que el tiempo transcurra, y que cuyo transcurrir nos sorprenda, de repente, vivos/as. “Todos[/as] somos adultos[/as] mayores”, cita el texto en relación al lema de la “Secretaría de la Tercera edad del Gobierno de Buenos Aires” (54). Así, Berjman, desde una postura abiertamente antiviejista o antiedadista, nos invita a transitar la sucesión de recuerdos como el paso hacia un presente viejo. Y, tal como insinúa el título, sin previo aviso, el individuo se ancla en el pasado, y en ello se vuelve fundamental la insistencia de lo perdido y del amor, eso que “detuvo el tiempo” de la narradora (33). Cada recuerdo es aferrado conforme al tono nostálgico de la obra.

Por momentos, esta es una narración con un registro mundano, e incluso teñido de cierto vocabulario propio del español neutro, pero es una narración al fin irónica y emotiva; también angustiada por la certeza del final.

La pregunta por el paso del tiempo se acentúa a medida que el libro llega a su fin; se enfrenta la difícil pero admisible reflexión de que “si vivís mucho, encima sos una pesada” (53), tal como sugiere el pasaje que da nombre a esta misma reseña: “A la evolución no le interesa la salud, solo la reproducción (...). O sea que, una vez logrado ese objetivo, los viejos[/as] quedamos al garete” (66). Así también, la mención a la muerte, motivada ésta por el amante Theo, quien fallece antes que la protagonista y que ocasiona, en cierta manera, que el tiempo vuelva, más que a andar, a correr. Los temas abordados por la obra son reflexiones disparadas por el inevitable hábito de pensar la vejez desde la falta; el tono apesadumbrado de Cómo me convertí en una persona mayor es evidente.


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