“Casas de fuego”, por Miryam Pirsch
Familias póstumas.
Literatura. Literatura argentina, fuego, peronismo de Marcos Zangrandi. Buenos Aires,
Ediciones Godot, 2016, 280 páginas
Basta
nombrar una iglesia incendiada para que el imaginario argentino piense
inmediatamente en el peronismo. Literatura
argentina, fuego y peronismo es
la tríada que eligió Marcos Zangrandi para reformular la consabida antinomia civilización/barbarie, eje fundacional y
organizador de nuestra literatura.
Pensar
el peronismo en la literatura argentina ha sido una operación largamente visitada
por la crítica pero el autor de Familias
póstumas realiza un recorte que en principio pareciera cruzar tres autores
con estéticas disímiles, posiciones ideológicas distantes y recorridos sociales
e intelectuales antagónicos: Manuel Mujica Láinez, Beatriz Guido y David Viñas.
¿Cómo organizar una familia literaria entre estos autores? El vínculo que
organiza Zangrandi entre estas figuras encuentra su eje en el peronismo, tema
que organiza sus ficciones a la vez que momento histórico, marco en el que se
escriben e inscriben, en particular en el año 1953. Este año ocurre un hecho
vertebral y definitorio para este ensayo: el incendio del Jockey Club, hito que
marca el fin del “primer peronismo” y la inauguración de uno nuevo, signado por
la confrontación.
En
las novelas de estos autores (escritas a partir de este año pero en germen en
novelas anteriores, como en el caso La
casa del ángel de Beatriz Guido) la
protagonista es la familia, institución sobre la cual recayeron con fuerza las
innovaciones de este peronismo que pareció nacido de las cenizas del Jockey.
Dos leyes llevadas adelante por el peronismo fracturaron el orden familiar
tradicional: el divorcio y el reconocimiento de los hijos ilegítimos pusieron
en escena, de este modo, un orden familiar alternativo en tanto que otro se
desmoronaba a la vez que emergía el desafío de pensar cómo representar este
nuevo universo doméstico.
El
diálogo y el cruce permanente entre los tres autores no evita que cada uno
tenga su apartado donde se profundice en el análisis de los vínculos familiares
y políticos que estructuran estas tres narrativas con sus especificidades. La
paternidad debilitada o reducida aparece como forma introductoria de las
fracturas en estas familias póstumas, y esta imposibilidad para delimitar un
legado que suceda entre padres e hijos encuentra en la figura del parricida David Viñas el primer nombre. Además
de la lectura de novelas emblemáticas como El
jefe o Cayó sobre su rostro donde
el grupo sustituye a la familia, Zangrandi aporta su investigación acerca de
las novelas que Viñas publicó en 1953 con el seudónimo de Pedro Pago, en las
cuales sostiene el discurso de justicia social predicado por el peronismo pero
como una suerte de parodia del escritor peronista.
El
desamparo será la imagen que Manuel Mujica Láinez elegirá para sus
protagonistas adolescentes como forma de representar la percepción generalizada
de los cambios sociales. Bomarzo y La casa son algunos de los textos en los
cuales el deseo incestuoso, el fetichismo, las sexualidades alternativas se
reiteran puertas adentro, en una aristocracia que, como la casa de la novela,
se derrumba a medida que se aferra a su encierro y a sus secretos, rasgo que
comparte y profundiza con Beatriz Guido. La metamorfosis de los criados en
obreros, el horror a las multitudes, las sexualidades ambiguas como crisis de
la herencia y la mercantilización del cuerpo de las jóvenes de la clase alta
acompañan los nuevos modos en que la clase intenta acomodarse al nuevo orden en
El incendio y las vísperas, Piel de
verano o Fin de fiesta.
El
exhaustivo trabajo de investigación y el aporte de fuentes documentales
inéditas de este libro indagan, por último, en el tópico de la casa como núcleo
articulador y territorio de litigio de las tensiones a que se vio sometido este
sector a partir de los cambios en la vida social. Esculturas espléndidas,
eróticas, decadentes; colecciones obsesivas; parques infinitos; altillos-cárcel
de mujeres; miradores que apuntan a un
futuro incierto visibilizan contradicciones que solo el fuego pudo someter.
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