“Los anteojos de Fogwill”, por Hache Pavón


Sublunar. Entre el kirchnerismo y la revolución, de Javier Trímboli. Buenos Aires, Cuarenta Ríos, 2017, 168 páginas.

En sus últimos retratos Rodolfo Enrique Fogwill lucía anteojos. El detalle, en un escritor que diez años atrás rozaba y sólo alcanzó a rozar los 70 años, parece menor y sin embargo, como todo detalle, puede ser el punto de partida de una lectura (leer el detalle o leer en detalle constituyen, a esta altura de los acontecimientos, un género de la crítica literaria). Lo que nos interesa, por el momento, es que los anteojos de Fogwill nos ofrecen una clave para leer Sublunar. Entre el kirchnerismo y la revolución. El libro de Javier Trímboli comienza con un prólogo de Jens Andermann: “Las lentes del historiador”. En el cierre de ese prólogo, podemos encontrar esta sentencia melancólica: “Por cierto, sería excesivamente optimista esperar de las lentes del historiador, del dispositivo óptico que éste dirige hacia el pasado que resguarda el archivo, la misma hazaña del Exoscopio aireano: captar y vencer a la amenaza a través de la imaginación, del reflejo” (pp. 14 y 15). Es necesario aclarar esta cita y reponer información: uno de los propósitos de Trímboli es realizar una arqueología del kirchnerismo. Uno escribimos porque, como agrega Andermann, el libro también se pretende epílogo, epitafio y elegía.
En cualquier caso, se trata de emprender la búsqueda de los principios, del arkhé de la década ganada. En esta búsqueda, parece, conviene llevar lentes, los del historiador en principio, pero Trímboli está lejos de conformarse con un archivo histórico o meramente histórico. A lo largo de los veintisiete apartados y las treinta y un notas de su libro, el autor recurre también a nombres del campo literario argentino: Aira, Piglia y Fogwill por ejemplo, sobre todo a Fogwill. Como si el dispositivo óptico historiográfico no alcanzara, no pudiera dar cuenta de lo que media entre el kirchnerismo y la revolución, Trímboli recurre a la literatura. La apuesta es alta: ¿Qué aportan los anteojos de Fogwill a la construcción de una memoria kirchnerista? Una respuesta tentativa: el arte de sobrevivir. En otro orden de cosas (puede o no escribirse y leerse en bastardilla: como título de una de sus novelas o como frase hecha), la obra de Fogwill habla del arte de sobrevivir.
La mejor manera de hablar de una cosa es hablar de otra cosa. Los Pichiciegos (1983), La experiencia sensible (2001) o, la ya mencionada, En otro orden de cosas (2002) vienen a confirmar esta sentencia. Así, la obra de Fogwill puede leerse como contracara de la narrativa kirchnerista que recurre, de manera explícita, al género épico, a la construcción de un panteón de héroes apropiados, en primera y segunda acepción: Moreno, Dorrego, Azurduy entre otros nombres. Otra vez nos servimos del prólogo de Andermann: “Y de ahí, de la constatación de que el propio kirchnerismo aspiraba a constituirse de algún modo como lección de historia (aspiración que, más que cualquier ‘lógica instrumental’, motivaba también su compromiso con las ‘políticas de la memoria’ y su apuesta, única en el contexto latinoamericano, por la especularización dramática del Bicentenario en clave neovanguardista), la idea de que su balance crítico debe ser asimismo, y ante todo, de carácter historiográfico: una vuelta al archivo” (p. 10). Si, como señala el prologuista, el kirchnerismo se postula como una lección de la Historia, las novelas de Fogwill, nada aleccionadoras, cuentan historias: “Como si hubiese pocas historias, justo cuando llega el momento de callar, viene a agregarse otra. Eso es lo bueno de las historias: su capacidad de multiplicarse, reproducirse y provocar nuevas, mientras la historia se empecina en todo lo contrario”[1].
Este es, acaso, el mérito mayor de Sublunar: la ampliación del archivo. La construcción, sin inhibiciones académicas, de un caleidoscopio de discursos y autores impares (recordemos el dispositivo óptico aireano) para llevar a cabo un estudio arqueológico del kirchnerismo.   

           




[1] Fogwill, Enrique. En otro orden de cosas. Buenos Aires, Interzona, 2011.  

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