"Ese bosque helado", por Carolina Bartalini
Luz de invierno,
de Carlos Battilana. Santa Fe, Vera cartonera, Universidad Nacional del
Litoral, 2020, 40 páginas.
El
invierno es, de todo el año, el tiempo en el cual vivimos con menos luz; esa
luz de invierno es la que guía al poeta para nombrar el conjunto de poemas que
componen la antología publicada recientemente por Vera, la editorial cartonera
de la Universidad Nacional del Litoral. El invierno ingresa en los poemas como el
clima que lo resguarda, pero también el invierno aparece en una tenue escena o
como un color que tiñe la mirada de su tono. No hay un tiempo abrupto, es el
tiempo natural de las fluctuaciones y los movimientos, la calma que permite la
acción y la contemplación que da paso a la poesía; la poesía que abre el
espacio a la “belleza pobre / la única / que yo pude ver”.
Las
escenas de los poemas de Battilana se mueven entre el juego de reunir ramitas
con los niños para el pesebre navideño, aquel “antiguo escenario/ de la niñez/ que renace/ año tras año”; hacia aquel recuerdo del asado familiar cuando la
infancia era el tiempo del estío y el pequeño gesto de madre rozando con los
ojos al padre era captado como un advenimiento de la dulzura, del amor y del
misterio. Lo irrecuperable es el signo del poema, lo irrecuperable es la luz
que se esconde cada vez más temprano a medida que avanzan las tardes del
invierno. Lo irrecuperable es el miedo a perder las ramitas, a perder la luz, a
perder el recuerdo inmenso de lo innombrable. Lo irrecuperable es la botánica
de la poesía, la felicidad del instante, “el secreto de sus días”, el aguacero
de Vallejo, las estampillas y el infinito de la colección, los márgenes del
mar, lo tremendamente trágico de esta vida y, finalmente, el poeta que les
recuerda a sus hijos que “el viento es indestructible”.
La
apuesta de la editorial de la Universidad Nacional del Litoral que publica ficción,
ensayo y poesía en tiempos tan adversos para la circulación de la literatura
fuera de los estándares de las redes sociales y los likes, es en sí misma admirable y aplaudible. Más aún, la colección
Setúbal, colección que, como se señala en el libro, pretende traer a esta luz a
poetas “que resplandecen”, como las tardes azuladas del invierno en estas
latitudes. La selección que organiza la antología de Carlos Battilana recorre
su obra con poemas de Unos días
(1992), La demora (2003), Materia (2010), Velocidad crucero (2014), Un
western del frío (2015), Una mañana
boreal (2018) e incorpora dos poemas inéditos: “Lecciones de botánica” y
“Nocturno” (poemas que participarán de La
lengua de la llanura).
Para
quienes no conocen demasiado la poética de Battilana, las alusiones a lo
invernal –ese “bosque helado dentro de mi pecho”– ya se leen en los títulos de
sus poemarios. Una mañana boreal
parece señalarnos que hay otro modo de permitirnos mirar los colores, los
objetos y las personas en los días de esa luz blanquecina que amanece de helada.
Un western del frío insiste en las
pequeñas escenas cotidianas de aquello que ha quedado como fosilizado en la
memoria, las imágenes que como ruinas persisten y se resisten a toda
edificación de la razón.
Lo
maravilloso de Una luz de invierno es
recuperar en los poemas que lo componen esa lógica entramada a lo largo de la
obra del poeta. Lo invernal de los poemas es su realización peculiar como
piedras que se van dejando en el camino, cada una con un color, cada una con su
textura, cada una con su atmósfera rugosa y sus grietas y sus temperatura. Cada
poema convoca a la vida natural, cada poema es la piedra, la hoja, la rama que
organizan este pequeño álbum de botánica invernal.
¿Serán
los poemas pequeñas fotografías de la estación boreal: esas “pequeñas hojas
amarillas que caen en los bordes del lago” que “pronto el viento fuerte del
otoño desmantelará”? ¿Serán esos tallos los sonidos antes de las palabras, las
imágenes que se retuercen antes de que puedan ser nombradas? “Como si las palabras
fueran objetos/ o piedras,/ escribo”. Y nosotros leemos, arremolinados por el
viento tenue de una mañana que resplandece, antes de que las luces se vayan tan
pronto, de nuevo, cada día invernal.
(Descarga gratuita del libro aquí)
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