“Cuerpos deseantes”, por Miryam Pirsch

 Quisiera amarte menos, de Tatiana Goransky. Buenos Aires, Galerna, 2021, 98 páginas.


Hay tantas formas y definiciones de amor como personas en este bendito planeta. Hay tantas formas de amar como vínculos puedan establecerse entre dos, tres o más personas. Pero ¿de qué nos enamoramos? ¿Nos enamoramos de personas o de las construcciones que hacemos de esas personas para que se adecuen a nuestro deseo? ¿Tiene límites el amor? ¿Por qué anhelamos enamorarnos? ¿El amor nos hace mejores? ¿El amor nos aliena? ¿Amamos o percibimos que amamos?
Con título desiderativo, Quisiera amarte menos es la nouvelle publicada en nuestro país en 2021, con cinco años de demora e infinidad de preguntas acerca del amor, el enamoramiento, la pasión y la violencia. ¿Por qué quisiera amarte menos? ¿Qué significa “amar menos”? ¿Acaso se trata de amor lo que relatan estos personajes? Porque cada uno de elles da voz a los seis monólogos que componen el texto, relata una historia de amor a través del filtro del deseo que crece, muta y corroe como una droga sobre la que no hay manera de ejercer control alguno. Como una catarata, cada una de estas voces habla desde una subjetividad que construye a les otres, sus objetos/sujetes de deseo mientras escriben este relato desaforado de amor, de locura y de muerte.
A la continuidad de monólogos “amorosos” le sigue una confesión final que recoge la datos dispersos de este enigma, estructura que remite en la memoria lectora a Rosaura a las diez de Marco Denevi, otra novela que se articula a partir de los diferentes puntos de vista que organizan una trama que vira de la novela romántica al policial. Pero a diferencia de la candidez de los amores imaginados e imaginarios de Rosaura a las diez, Tatiana Goransky escribe un amor desaforado frente al cual las palabras no alcanzan para dar cuenta de la desmesura del deseo y la necesidad de apropiarse del cuerpo deseado. Julia, cuyo pornomonólogo inaugura el texto y pone en movimiento esta serie de voces y cuerpos que circularán a lo largo de estas 98 páginas… Unas vivas y desaforadas, otros de sobrevivientes, muertos, abusados, violentados.
Amor, deseo y venganza se entrecruzan permanentemente en este, un clásico caso de lo que tiempo atrás se llamaba “crimen pasional” y que hoy sabemos que solo es “crimen” pero nada tiene ni de amor ni de pasión. Consecuencia inevitable del amor romántico, las muertes de esta historia, tienen todos los ingredientes del disciplinamiento sobre el cuerpo cuando no responde al deseo de les otres. Farsa de esta clase de “amor”, en la voz de los personajes varones descansa el romanticismo y sus monólogos son profusos en expresiones líricas de una relación que pretende completar, por parte de Juan, todas las carencias que Julia hubiera vivido antes de conocerlo: “Pero al principio fue amor. Un amor del bueno. De ese que te tiene sonriendo durante el día con su presencia y de noche con su recuerdo. Empecé a pedir francos que se me debían por vacaciones, queríamos contarnos todo, pero no teníamos tiempo de hablar (...) necesitaba que fuera feliz, rellenarle las partes, completarle los agujeros, compensarle los años en que seguro la habían querido mal” (40). O también Ricardo, que desea querer y cuidar a Vera como el casto caballero que es.
Los monólogos de Julia, Clara y la Turca, en cambio, vociferan una sexualidad explícita; son voces puro deseo, sin lugar alguno para el romanticismo: “¿Crees que nosotras, las mujeres, no podemos calentarnos con estas cosas? ¿Está mal visto? ¿Estamos tan políticamente correctos que ni siquiera podemos atender nuestro deseo?” (57/58) dice la Turca, empleada de la morgue, frente a los cuerpos muertos de la pareja de amantes y ante el cuerpo indiferente y deseado de su compañero de trabajo.
La menstruación y la maternidad, el abuso paterno, los teléfonos y las redes sociales sirven también de formas de control sobre esos cuerpos adictos al deseo como a una droga y cuya “metadona” consume a la vez que es consumida. Porque de eso tratan los vínculos que explora descarnadamente Quisiera amarte menos, una nouvelle que se deja leer pasionalmente.

Comentarios

Publicar un comentario