“Fragmentar y expandir”, por Javier Geist


Fragmentar el futuro. Ensayos sobre tecnodiversidad, de Yuk Hui. Traducción de Tadeo Lima. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Caja Negra Editora, 2021, 192 págs.


Pensados, escritos y organizados a partir del concepto de tecnodiversidad se presentan estos siete ensayos de Yuk Hui, traducidos por primera vez al español. Los tres primeros recopilados de su participación en la revista e-flux y, los restantes, de una serie de conferencias en la Universidad Nacional de las Artes de Tapei, ambos en un período comprendido entre 2017 y 2020.

El filósofo, ingeniero en sistemas e investigador chino, propone a lo largo de los textos un debate sobre la técnica. Discute con la idea implantada por la modernidad de que la tecnología es un universal antropológico, impulsado por procesos globalizantes. La universalización de la tecnología implica, para el autor, el borramiento de las diversidades técnicas locales, que se encuentran enmarcadas en filosofías y epistemologías propias de cada comunidad. Las consecuencias de esta cultura monotecnológica, impuesta por la Ilustración y perpetuada hasta estos días, están a la vista: el agotamiento de los recursos naturales, la degradación de la vida en todas sus formas y la destrucción del medioambiente y la biodiversidad. Además, reconoce que este sesgo ontológico solo sobrevive y triunfa porque se encuentra anclado en las tecnologías que lo perpetúan: está en el diseño de las inmensas bases de datos, en el desarrollo de los algoritmos y en las formas predeterminadas de interacción (y participación) entre los usuarios de sistemas informáticos. Es en este punto donde desliza la propuesta fragmentadora como una posible solución al problema. La fragmentación no implica una salida por fuera de las tecnologías construidas, sino una diversificación a través de los medios actuales; así, afirma: “Redescubrir la multiplicidad de cosmotécnicas no implica rechazar la inteligencia artificial o el aprendizaje automático, sino reapropiarse de la tecnología moderna  y darle nuevos encuadres a la estructura de emplazamiento que está en su núcleo. Si queremos sobrepasar a la modernidad, tenemos que entender que no hay manera de resetearla como si fuese una computadora” (pp. 83-84).

El más reciente de los ensayos, escrito en los albores de la pandemia, además de indagar en la masiva y abrupta digitalización de la vida, que ya venía sucediendo pero que se vio exacerbada por los confinamientos, propone, en línea con lo anterior, la idea de solidaridad digital como un llamado a “producir una diversidad por medio de tecnologías alternativas y de sus correspondientes formas de vida” (p.106). De la misma manera, en “Máquina y ecología” (2019) intenta desarmar el pensamiento dualista que coloca a ambos conceptos como convenciones antagónicas: “uno de los grandes fracasos del siglo XX ha sido la incapacidad de articular la relación entre lo local y la tecnología , y la dependencia de un pensamiento ecológico prácticamente estandarizado, dotado de un fuerte humanismo europeo” (p.127). Aquí la salida nuevamente está en lo fragmentario, en pensar más allá del efecto totalizante del dualismo. De esta forma, presenta a la tecnodiversidad como una cuestión sustentada en la localidad; la propuesta de una interacción posible de múltiples localidades inventando su propio pensamiento y futuros tecnológicos. 

Pero estas propuestas no se encuentran exentas de problemáticas, por una parte afirma que “la cibernética resulta aún insuficiente como solución no-dualista” (p.128) ya que la suya es una lógica formal y no deja de reducir el medio a una mera funcionalidad. Por otra, en “Cosmotécnica como cosmopolítica” (2017) abre el debate sobre la restauración de las naturalezas indígenas considerándolas inviables por el hecho de que estamos situados en una nueva época, y una restauración fiel resultaría inviable por sus características atemporales, en una discusión explícita con el antropólogo brasileño Viveiros de Castro.  

El artículo que cierra el volumen, “Sobre el límite de la inteligencia artificial” (2019), insiste en que la evolución de estas tecnologías es parte del desarrollo humano, pero sobre éste pesa una inminente pérdida del control de estos dispositivos, lo que lleva a una perspectiva de futuro incierta. El texto puede leerse en diálogo con La humanidad aumentada (2018) de Eric Sadin, quien amplía el debate sobre los límites de la inteligencia artificial y el tácito control ejercido sobre ellas. Problemáticas que, entre otras, exploramos en el número 34 de la revista Boca de Sapo. Si bien el ritmo acelerado impuesto por los regímenes de inmediatez tecnológica hace que las experiencias críticas sobre el mismo estén al borde de la obsolescencia constantemente, los textos de Yuk Hui mantienen su vigencia y posibilitan la apertura a un debate sobre problemáticas urgentes y acuciantes.  

      


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