“Soriano, entre gatos y cuervos”, por Walter Tarragona


Soriano. Una historia, de Ángel Berlanga. Buenos Aires, Sudamericana, 2023, 528 págs.

 

Soriano. Una historia de Ángel Berlanaga es más que una biografía, es su historia de vida contada a través de diecinueve capítulos como si fuese una novela. Osvaldo Soriano conoció el éxito y la fama, no trabajó de Sísifo como la mayoría de los mortales. Trabajó de lo que le gustaba: la literatura.

En este libro está todo o casi todo, a través de reportajes al escritor y de testimonios de amigos y compañeros. La llegada de sus antepasados, el casamiento de sus padres en Mar del Plata, su infancia, su adolescencia entre San Luis, Rio Cuarto, Tandil, Cipolletti, de nuevo Tandil, tan presente en la llanura de sus novelas, su pasión por la historieta, la radio, el cine, el fútbol y, sobre todo, la literatura. (Aclaro que no suelo nombrar a ese club del cual Soriano era hincha). Su llegada a la gran ciudad como periodista sin una carrera formal en el rubro, pero con un talento que varios vislumbraron. Triste, solitario y final, el éxito, el exilio en Europa, la muerte que no lo encontró en el ‘76, tal vez –nunca se sabe– protegido por ese “dios gato” que siempre rondó su vida, su obra y la obra de algún autor admirado (el “dios gato” y la superstición tienen su capítulo en esa obra, porque las personas de izquierda no creen en Dios, pero terminan creyendo en gatos). 

En su camino encontró amigos y “enemigos” que paradójicamente pertenecían a las filas de las letras, aparentemente envidiosos por su éxito de ventas: profesores universitario que polemizaban con el autodidacta y bestseller, traducido a varios idiomas. Berlanga no oculta que en el mundo de las letras y la academia reinan la envidia, los celos, la competencia y hasta el odio. Entrevistas y reflexiones sobre política y teoría literaria dicen “presente!” en Soriano, una historia.

Contar la vida de Soriano es inevitablemente hablar de política e historia y Berlanga lo hace, en un arco que va de 1943 hasta 1997. Como periodista, Soriano trabajó en una época peligrosa: los 70s. Los militares perseguían a los escritores también (no a todos, ya verán) fueran de ficción o no ficción. Una apariencia de objetividad se observa cuando Berlanga incluye las voces de los autores que decían que ellos no tuvieron que exiliarse, para reflexionar sobre ese supuesta campaña anti Argentina. Pero no, mal que nos pese los escritores también pueden ser colaboracionistas. 

Soriano. Una historia intenta incluir todo sobre el autor marplatense. Su vida personal, sus amores y lo que pasaba en Argentina. El mundial del ‘78 y sus emociones encontradas; la guerra de Malvinas que dejaba la imagen de soldados de dieciocho años muertos de frio; la vuelta de la democracia, en suma, todo lo que ya conocemos y vivimos aquellos que cargamos medio siglo de vida. Sus obras reflejaban el estado del país y dan qué hablar a la crítica, a favor y en contra, pero que siempre rondan su éxito y su relación con los autores consagrados. Y con Página 12, no como empleado, sino ya como autor popular y con incidencia en su presente. Sus últimos años van a la par del menemismo, al que critica desde sus inicios, al que ve como producto del triunfo capitalista después de la caída del muro. Su novela Una Sombra ya pronto serás es un reflejo de esos años de trenes abandonados.  

Berlanga no es impersonal, se involucra como escritor, y por eso quiero reflexionar lo siguiente. La filosofía aconseja la duda y nos advierte que pensar es ir a veces contra el sentido común porque pensar lo mismo que todos no es pensar; de hecho, cuando creemos que lo conseguimos nos sobreviene el desengaño y nos damos cuenta que no eran molinos… pero hay cosas que son irrefutables. En siglo XXI todos estamos algo desencantados, pero todo tiene un límite: por ejemplo no se puede afirmar que la tierra es plana, eso no es dudar, eso es volver al caos primigenio. Sin embargo, esto no sería tan grave. Grave es dudar sobre los desaparecidos, poner en duda su numero o reivindicar el accionar militar en Argentina y en el resto de Latinoamérica, o hablar de los “héroes de Malvinas” olvidando a los adolescentes sin entrenamiento alguno que mandaron a morir desde la cobarde cúpula militar. Esto ocurre, se escucha se ve, en la Argentina de hoy. Para el caso, Berlanga no cita a los terraplanistas: los ningunea, da por hecho el genocidio. La tierra es redonda. 

Y llega el fin, y uno se pregunta si Berlanga lo cuenta todo. Soriano, murió en 1997, relativamente joven, tal vez lamentando no haber sido futbolista, pero con ganas de seguir escribiendo. Sin embargo, se lo recuerda como un escritor futbolero. Era hincha de un club por el cual sentía una pasión inexplicable como cualquier hincha. Un club que apodan el cuervo. Es raro que un supersticioso como Soriano no haya reparado en el augurio negativo de esa ave. Podría estar vivo y seguir escribiendo. Sería interesante su mirada de la Argentina terraplanista donde gobierna uno que no es rey, pero que está desnudo. 


Comentarios

  1. Excelente resumen. Todavía atesoro sus notas en página 12, sus cuentos de fútbol eran antológicos.
    Gracias Walter por traerlo de nuevo

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