“Relato de la casa sin mí” por Adriana Mancini
El señor Kreck, de Juan Octavio Prenz. Buenos Aires, FCE, págs. 263. ¿Habría universo imaginario o ficcional sin un sustrato que lo sostenga? ¿Necesitará la ficción narrativa un espacio que actúe en forma análoga al “motor inmóvil” que dispare la imaginación y la memoria? El concepto de “motor inmóvil” es de Aristóteles y justifica la creación del universo. En este sentido, y un paso más allá, recordemos que este filósofo establecía una relación entre el espacio y la memoria. [1] En el espacio literario secular podemos mencionar, aunque remitan a diversas intenciones, Un cuarto propio de Virginia Woolf o, incluso, la postura de dos escritores argentinos consagrados en el tiempo. Con cierta dosis de dramatismo o nostalgia senil, Adolfo Bioy Casares escribió en una de las entradas de su diario Descanso de caminantes : “La literatura es una casa donde vivir”. Por su parte, Jorge Luis Borges inserta con efusión el espacio creativo y por crear en dos versos de su primer p...