“Operación Walsh”, por Miryam Pirsch
Rodolfo Walsh. Escribir
contra la muerte, de Victoria Mora. Buenos Aires, Modesto
Rimba, 2018, 89 páginas.
Quienes
escribimos crítica, de vez en cuando nos detenemos a preguntarnos: ¿por qué escribimos
acerca de determinado autor o autora? ¿Por qué elegimos este libro y dejamos de
lado este otro? ¿Por qué elegimos leer desde determinado paradigma? ¿Cuándo fue
que elegimos ciertas herramientas críticas desde donde posicionarnos frente a
nuestros objetos de estudio?
Si
esta pregunta la pensamos mientras leemos Rodolfo
Walsh. Escribir contra la muerte, la respuesta puede encontrarse en los
cuentos de su autora, Victoria Mora, publicados bajo el título de Un mundo oscuro (2014). Walsh acompaña a Mora
como una obsesión desde hace varios años y la publicación de este ensayo es el
tributo a un autor paradigmático para pensar la literatura como el discurso
privilegiado para el compromiso y la memoria porque de eso trata la literatura
de Mora y desde allí elige leerlo.
Victoria
Mora, psicoanalista además de narradora,
aclara en el tercer capítulo del libro que su intención es abordar lo
literario desde el psicoanálisis, hacer “un análisis psicoanalítico de lo
literario” en términos que toma de Literatura
y vacío de José Ioskyn. Tras dos capítulos abundantes en citas de los
cuentos y artículos de/sobre el autor en cuestión, Marguerite Duras, Clarice
Lispector y otros, es a partir del tercero (“La novela familiar en
ciertos cuentos de Rodolfo Walsh”) que el ensayo se sumerge de lleno en el
análisis porque no se trata de un trabajo de crítica literaria en sentido
estricto y en esto radica cierta incomodidad que pueda sentir el lector
especialista en literatura frente a las primeras páginas. Mora encuentra en el
psicoanálisis (y no en la teoría literaria) el paradigma que le permitirá
atravesar toda la producción de Rodolfo Walsh desde una mirada que este libro
habilita: “La función de lo escrito aquí apunta a la sutura, a la elaboración
de lo real por vía de la ficción, pero también se cumple el objetivo
reparatorio de hacer justicia por los que fueron asesinados, torturados,
ultrajados. Es la apuesta que se escucha en algunos sobrevivientes, en sus
testimonios: poner el cuerpo y la palabra al servicio de hacer justicia” (24).
Memoria, justicia, resistir a la muerte dice la literatura de Walsh, dice la
literatura de Mora.
En
los sucesivos capítulos de Escribir
contra la muerte aparecen términos como “ética”, “novela familiar”, “lo siniestro”,
“fantasma”, “pulsión”, “trauma”, “realidad psíquica” que interpelarán al lector
como categorías para un giro en el análisis de textos tantas veces frecuentados
por la crítica. Otro de los autores mencionados es Ricardo Piglia, uno de los
precursores del maridaje entre psicoanálisis y literatura; en “Rodolfo Walsh, género
policial y psicoanálisis” Mora acude a la conferencia “Los sujetos trágicos”
(1979) donde Piglia elige la palabra interpretar
para establecer similitudes entre la tarea del detective y la del
psicoanalista: el enigma es condición indispensable para la interpretación. El
enigma, también, puede ser cómo leer, qué leer, por dónde empezar… y es allí
cuando interpretar también se vuelve
tarea de la crítica.
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