"Juguete roto", por Jimena Néspolo



Celebración. A través de la poesía americana, de Edgardo Dobry. Barcelona, Trampa ediciones, 2024, 220 páginas.



Celebración es un ensayo de respiración ampliada; un texto generoso en relaciones, que no se detiene en lindes ni fronteras sino que, en todo caso, salta el cerco para observar cómo dialogan las literaturas más allá del tiempo y de las tradiciones, hasta convergir en un mismo élan vital, una fuerza creadora que recorre todo el continente americano: el gesto celebratorio de lo existente, pensado como “naturaleza” y expresado de un modo singular en la oda. Esta tesitura hímnica presente tanto en –por ejemplo– la oda “Al Paraná” (1801), de Manuel José de Lavardén, como en “Oh Captain! My captain!” (1865), de Walt Whitman, habría de relacionarse con un vacío fundante, la inexistencia de una epopeya de la cual saberse deudores, que lo diferenciaría de la literatura europea en sus variantes nacionales.  
A lo largo de los catorce capítulos, pueden observarse algunas preocupaciones que motorizan la reflexión por parte del crítico y poeta Edgardo Dobry: 1°) Cómo observar los vínculos entre poesía y política sin caer en panfletismos. 2°) Cómo resguardar la “Zona” (pienso, desde luego, en lo que significa el concepto de “zona” en la poética de Juan José Saer, analizado pioneramente por María Teresa Gramuglio, pero también en otros escritores que confluyen en esa territorialidad periférica: Borges, Juan L. Ortiz, Antonio Di Benedetto et al.). 3°) Cómo validar, es decir, dotar de legitimidad a “la crítica de los poetas” frente a una crítica “secular”, que englobaría tanto a la crítica periodística como a la académica, avasalladas en este cambio de milenio por variables paraliterarias (provenientes del mercado y/o de las exigencias de la discursividad científica neoliberal). Con ese norte, Dobry analiza una tradición extendida de la poesía americana haciendo pie en una operación de lectura instalada por la revista Punto de Vista, operación que Adrián Gorelik llamó “de reemplazo” [1]. Apelo a dos citas, a modo de ejemplo:
 
Como en Wallace Stevens, en Juan L. Ortiz hay multitud de topónimos; en Stevens combinan los lugares exóticos con los familiares o conocidos –Java, Key West, Oklahoma, Tennessee, Yucatán–; en Ortiz son siempre localizaciones del paisaje que podía abarcar sin moverse de su paseo diario. En ambos, no solo designan lugares precisos sino que ponen en funcionamiento un sistema simbólico autónomo.” (64)  
 
“Maravall aborda el Barroco como un sistema de fuerzas en que la producción artística no puede desvincularse de su contexto, algo semejante a lo que, por esos mismos años, Pierre Bourdieu denominó «campo intelectual». En esa perspectiva, el Barroco es menos un estilo artístico o poético que un estado de la cultura.” (141, en ambas citas el subrayado es mío)

Pensar Celebración dentro del marco disciplinar de la literatura comparada sería adocenar una exhibición de lecturas que atraviesa, con holgura, al menos las tres lenguas principales de Occidente. No obstante, hay dos capítulos que resultan si no centrales, verdaderos puntos ciegos donde el ensayo da cuenta de sus condiciones de posibilidad. Uno es “Prosa profana y arte de narrar”, donde los términos puestos en comparación al analizar el poema “Rubén en Santiago” son ya “Juani y Rubén”, es decir: la poética saeriana asumida como centralidad y el modernismo rubendariano observado en sus comienzos, en tanto potencia y voluntad de conquista sobre el viejo mundo. El otro, “Barroco y modernidad: el pliegue americano”, es quizá uno de los capítulos más conceptualmente densos, puesto que el crítico realiza un extenso recorrido teórico en torno a la categoría de barroco –desde el tratado de Wölfflin (Principios fundametales de la historia del arte, 1915) hasta el ensayo de Maraval de 1975 (La cultura del Barroco), pasando por las figuras señeras de Lezama Lima y Severo Sarduy, y su posible influencia en Lacan hasta derivar en Gilles Deleuze (Leibniz y el Barroco, 1988)–, para terminar homologando categorías pertenecientes a perspectivas teóricas distintas: “Barroco” y “Campo intelectual” urden un espacio refractario, eficaz mise en abyme, donde donde enunciado y enunciador se cruzan.

| un espacio donde la palabra poética no se deja capturar por ningún maniqueísmo puritano, aunque la capilla más popular del condado se llame “libre mercado” | 

La estilística y la sociología de la cultura redundan así en la naturalización de un programa crítico que reenvía al grupo nucleado en torno a la revista Punto de Vista –analizado con detenimiento en otras instancias [2]– y que evidencia tanto la pertenencia a un orden científico e intelectual fechado (los años en que la revista estuvo activa 1978-2008) como la red de alianzas o afinidades trazadas en el campo de la cultura argentina. No casualmente, Dobry inaugura las primeras páginas de este ensayo con el análisis del eslogan publicitario con el que Dwight D. Eisenhower ganó las elecciones presidenciales en EE.UU. en 1952 (“I like Ike”) y que luego Roman Jakobson utilizó para ejemplificar la función poética del lenguaje, en un su clásico Lingüística y poética (1960). Ya en Orfeo en el quiosco de diarios (2007), Edgardo Dobry había analizado los vínculos entre poesía, política, publicidad y cartelismo a partir del poema “Zona” (de Alcoholes, 1914), de Apollinaire, para concluir que en el siglo XX la cultura de masas y los medios masivos de comunicación no pueden desvincularse: “Existe una relación indisoluble entre el auge de la economía capitalista y el de la prensa periódica. En «Zona» se nos dice que la literatura no permanece ajena a este movimiento, que forma parte de él. El poeta puritano, como lo concibieron los simbolistas, se ha quedado sin lugar en la ciudad moderna” [3]. Esta es también la “Zona” que le interesa resguardar a Dobry, en su rol activo de docente, poeta, editor o, incluso, partícipe de una revista emblemática como fue Diario de poesía (1986-2012): un espacio donde la palabra poética no se deja capturar por ningún maniqueísmo puritano, aunque la capilla más popular del condado se llame “libre mercado”. 
Desde las primeras páginas de Celebración, Dobry aclara que de los tres aspectos sobre los que puede desplegarse la crítica de poesía le interesa no tanto el de la especificidad lingüística (Jakobson) o el de la especificidad filosófica, que observa al poema en tanto expresión de un desajuste o malestar (Agamben, Badiou, Rancière), sino más bien la “tercera posición”, aquella que participa de la discusión frente a los géneros literarios e incluso la misma tradición: 

“La tercera disciplina de los estudios de poética es la que se refiere a la poesía como género. Algunos de los libros más importantes en esa línea fueron escritos por poetas, como El bosque sagrado de T. S. Eliot y La mano del teñidor de W. H. Auden. En Función de la poesía y función de la crítica (1933) escribía Eliot: «De tiempo en tiempo, cada cien años aproximadamente, es deseable la aparición de un crítico que emprenda una revisión de la literatura del pasado y establezca un nuevo orden de poetas y poemas. No se trata de una empresa revolucionaria sino de un reajuste» (…) Por fuera del ámbito académico, la crítica propuesta por Eliot se fundamentaba en una capacidad de juicio y de examen para delimitar aquellas obras del pasado (de la tradición) que resuenan en la obra presente y que, por tanto, se ubican respecto de ella en un plano de simultaneidad. Es una idea dinámica frente a las delimitaciones de épocas y escuelas habitualmente establecidas por las historias de la literatura” (19, el subrayado es mío)

En efecto, el concepto de “simultaneidad” sobre el que Dobry vuelve en distintos capítulos, surge de un ensayo de T.S.Eliot publicado en 1919, La tradición y el talento individual, y alcanza resonancias distintas a los dos lados del Atlántico: mientras que del lado europeo habrá de permitir a toda una corriente filológica –en la que se encuentran André Gide (Anthologie de la Poésie Française, 1949) y, principalmente Robert Ernest Curtis (Literatura europea y Edad Media latina, 1948)–, en el contexto por restitutir la continuidad histórica tras el colpaso de las dos guerras mundiales, subrayar el carácter autotélico de la tradición, en términos de continuidad y constante, como fé en la posibilidad de un legado; del lado americano el concepto de “simultaneidad” será el modo en que cada presente ajuste cuentas con el pasado, reescribiéndolo. Dice Dobry: “Un aspecto secundario pero relevante de esta nueva manera de organizar la serie es que enfatiza el lugar del poeta como crítico o el de los aparatos críticos construidos por poetas” (90). Cabe entonces preguntarse si esa “crítica justiciera” puede realizarse a través de conceptos ya gastados por el uso, en una sociedad de masas regida por un imperativo de consumo y producción que rápidamente fagocita en merchandising kitsch el régimen cultual de creencias.  
Celebración. A través de la poesía americana, de Edgardo Dobry, es un libro que pide ser leído con veneración y con pena: como si fuera un manual de instrucciones para un juguete roto, un Pinocho de madera que ya no puede bailar una música que no se escucha y que tampoco se enseña. 





[1] Adrian Gorelik resume la operación de lectura de la revista Sur que realiza el grupo nucleado en torno a Punto de Vista, a través de la figura de “reemplazo”: “La operación de Gramuglio –muy consciente en sus consecuencias polémicas– es la de un reemplazo: saca el ensayo de interpretación nacional del centro de intelección de la década [del 30], y coloca a Sur” y con esto “abre un frente explícito de discusión con el grupo Contorno” y buena parte de los lugares comunes de la cultura literaria. Ver el artículo Gorelik y demás textos publicados en: Podlubne, J. - Prieto, M. (eds.), María Teresa Gramuglio. La exigencia crítica. Quince ensayos y una entrevista. Rosario, Beatriz Viterbo, 2014.
[2] Ver, entre otros: Néspolo, J. “Lectura del archivo: la inflexión crítica (no) feminista en la constelación Sur” en: Historia feminista de la literatura argentina III. Escritoras en movimiento, Andrea Ostrov y Alicia Jurovietzky (directoras del volumen). Villa María, Eduvim, 2023. Crespi, M. - García Ors, A. “Historizar los setenta. Ensayos y debates de la posdictadura” en: Historia crítica de la literatura argentina. Vol. 12, Una literatura en aflicción, Jorge Monteleone (director del volumen). Buenos Aires, Emecé, 2018,
[3] Dobry, E. Orfeo en el quiosco de diarios. Ensayos sobre poesía. Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2007, p. 58.




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