“Vivir afuera”, por Marcos Seifert
El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan, de Patricio Pron. Buenos Aires, Mondadori, 2011, 218 páginas.
El cuento “Los huérfanos” que integra el libro de relatos El magnífico vuelo de la noche de Patricio Pron (publicado en el 2002) narra la historia de una mujer nacida durante la Campaña del Desierto que comienza a dar a luz hijos que hablan distintas lenguas de regiones y tiempos diversos. Ya aparecen aquí dos características que surcan de par en par su posterior libro de relatos El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan: el desarraigo, una experiencia de orfandad radical y cierta proliferación y condensación de referencias culturales distantes entre sí. Si bien la idea de desajuste entre idioma y territorio, entre lengua y origen familiar es fundamental, Pron explora y exhibe distintos modos de ser extranjero. Formas de “estar afuera”. El desamparo asociado con cierta “lógica alephiana” que concentra imágenes y lugares persiste en un cuento como “Los viajes” donde un anciano doctor Maak divaga e inventa sobre un mapa paisajes inexactos, una geografía falaz que maravilla a la sirvienta que lo atiende. El personaje que posterga constantemente sus desplazamientos reales ofrece representaciones que, a fin de cuentas, se vuelven un viaje en tanto presentan un desplazamiento ficcional, una circulación disparatada de imágenes sin asidero.
Los de Pron son relatos de un provocador. Patricio Pron nacido en Rosario, periodista free lance, premiado como narrador y doctorado en Alemania, se ha autoasignado el rol de la provocación. Su primer embate se nos manifiesta en el título del libro el cual se desprende de uno de los relatos que lo integran. Este escritor argentino que sitúa sus relatos en Alemania e involucra en ellos la cultura y la reciente historia alemana titula su libro con una frase que constituye un ejercicio de imaginación excluyente. Un enunciado, que compromete lo estético pero también lo moral, insinúa un recorte que es base de toda operación política que expulsa o busca, en el caso más extremo, liquidar al otro. Pensemos, entonces, en las resonancias de esa frase en un contexto que busca revisar su pasado nazi y notaremos las implicancias del gesto de Pron.
Otra de sus acometidas apunta hacia “el lado de acá”: el uso de un español despojado de toda marca rioplatense. De alguna manera, su ejercicio de apropiación de “otra lengua”, si bien nos recuerda a los desplazamientos de Rodolfo Wilcock y Héctor Bianciotti, es más sutil, pero no por eso deja de ser provocador. Su lengua, que nos remite al español plano autotraducido del Puig de Maldición eterna a quien lee estas páginas, es una lengua robada del español neutral de las traducciones, una lengua apátrida. Pron cuestiona las relaciones entre lengua y propiedad y busca eliminar toda naturalidad y familiaridad que engendra la cercanía. Lo logra.
Varios cuentos, además de situarse en Alemania, proponen el cruce entre la revisión del pasado histórico alemán e historias de destinos familiares o individuales (“Dos huérfanos, “Una de las últimas cosas que me dijo mi padre”). Temática que desprende su escritura de una posible filiación con la tradición nacional y la vincula más con la tradición literaria alemana de posguerra. Tampoco está ausente una conciencia crítica de la Alemania contemporánea y su relación con los extranjeros (“Abejas”). Sin embargo, existen lazos que tensionan algunos de sus textos con la imaginación literaria local. Una referencia más relevante que el juego cortazariano de un cuento en que una pareja visita ciudades por separado y trata de que el azar los reúna es el diálogo que establece en “Contribución breve a un diccionario biográfico del expresionismo” con el “Pierre Menard” de Borges. Su exploración real en las vidas de los expresionistas alemanes colocando en el centro una biografía ficticia de un escritor que se propone escribir el Fausto de Goethe palabra por palabra da lugar a nuevas torsiones de la relación entre ficción y realidad. Su sucesión de biografías reescribe y desvía, también, otro texto: La literatura nazi en América de Roberto Bolaño.
Sus personajes, en su mayoría extranjeros, desarraigados y solitarios (con trayectorias cargadas de desplazamientos como la del autor), examinan sus catástrofes íntimas y se tropiezan con microhistorias o anécdotas que resignifican o enrarecen sus situaciones. Pero, también, suelen interponerse con los reveses de la incomunicación, las barreras culturales que dificultan el trato con los demás. (“El corte”)
Si bien están situados en el contexto alemán, los relatos de Pron se internan con precisión en una cotidianeidad que está más allá (o más acá) de las determinaciones nacionales, pero que, sin embargo, acusa en sus rincones más privados el impacto de lo histórico y lo político.
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